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Jesús ayuda a una extranjera

(Mr 7:24-30)

21 Jesús salió de allí y se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Una mujer cananea que vivía en esa región salió y empezó a gritar:

—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente!

23 Jesús no le decía nada. Entonces los seguidores se acercaron a él y le rogaron:

—Por favor, dile que se vaya porque viene gritando detrás de nosotros.

24 Jesús les dijo:

—Dios solamente me envió a las ovejas perdidas de Israel.

25 Entonces la mujer se puso enfrente de Jesús, se arrodilló y le dijo:

—¡Señor, ayúdame!

26 Jesús le contestó:

—No está bien darles a los perros el pan de los hijos.

27 Ella dijo:

—Es cierto, Señor, pero hasta los perros se comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños.

28 Jesús le dijo:

—Mujer, tienes mucha fe. Por eso haré lo que quieres que haga.

Y en ese momento la hija de la mujer fue sanada.

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