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Paz a las naciones

En el futuro,
el monte donde se encuentra
el templo de nuestro Dios
será el monte más importante.
Allí vendrán muchos pueblos
y gente de muchas naciones,
y unos a otros se dirán:

«Subamos al monte de Sión,
al templo del Dios de Israel,
para que él mismo nos enseñe
y obedezcamos sus mandamientos.

»Dios mismo será nuestro maestro
desde el monte de Sión,
¡desde la ciudad de Jerusalén!
Dios mismo dictará sentencia
contra naciones y pueblos lejanos,
y ellos convertirán sus espadas
en herramientas de trabajo.
Nunca más nación alguna
volverá a pelear contra otra,
ni se entrenará para la guerra.

»Todo el mundo vivirá tranquilo
bajo la sombra de su viña,
o a la sombra de su higuera,
porque así Dios lo ha prometido.
¡Qué importa que otras naciones
adoren a sus propios dioses!
¡Nosotros siempre obedeceremos
a nuestro poderoso Dios!»

Dios salvará a Israel

6-7 Así ha dicho nuestro Dios:

«Mi pueblo parece un rebaño
de ovejas cojas y perdidas,
porque está sufriendo mi castigo.
Pero ya está cerca el día
en que volveré a reunirlo.
Cuando llegue ese día,
con los pocos que hayan quedado
volveré a hacer una gran nación,
y desde mi templo en Jerusalén
reinaré sobre ella para siempre.

»Hermoso monte de Sión,
tú has sido una torre protectora
para mi amada Jerusalén;
así que volverás a ser como antes,
¡serás la gran capital de mi pueblo!

9-10 »Tú, Jerusalén,
lloras y te retuerces de dolor,
como si fueras una mujer
a punto de tener un hijo.
Pero no hay razón para que llores;
¡tienes rey y no te faltan consejeros!
Más bien, llora
porque tus habitantes te abandonarán
y vivirán en el campo,
y después serán llevados a Babilonia.
Sin embargo, yo los pondré en libertad;
¡yo mismo los libraré
del poder de sus enemigos!

11 »Muchas naciones se han reunido,
y dicen en contra tuya:

“¡Ojalá podamos ver
la derrota de Jerusalén!”

12 »Pero esas naciones no saben
lo que tengo pensado hacer;
es algo que no pueden entender:
¡voy a juntarlas para hacerlas polvo!

13 »¡Vamos, Jerusalén!
¡Levántate y hazlos pedazos!
Yo te daré la fuerza de un toro,
para que destruyas a muchos pueblos;
¡tus cuernos parecerán de hierro!,
¡tus cascos parecerán de bronce!
Les quitarás todas sus riquezas
y me las entregarás,
pues toda la tierra me pertenece.»

Reinado universal de Jehová

(Is. 2.1-4)

Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces;(A) no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera,(B) y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.

Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.

Israel será redimido del cautiverio

En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre.

Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta ti vendrá el señorío primero, el reino de la hija de Jerusalén. Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto? 10 Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto;(C) porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.

11 Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion. 12 Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era. 13 Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.