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El populacho(A) que estaba entre ellos tenía un deseo insaciable(B); y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: «¿Quién nos dará carne para comer(C)? Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto(D), de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná(E)».

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Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

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