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Entonces Moab tuvo mucho temor(A) a causa del pueblo, porque eran muchos; y Moab tuvo miedo ante los israelitas. Y Moab dijo a los ancianos de Madián(B): «Esta multitud lamerá todo lo que hay a nuestro derredor, como el buey lame la hierba del campo». En aquel tiempo Balac, hijo de Zipor, era rey de Moab. Y envió mensajeros a Balaam, hijo de Beor(C), en Petor(D), que está cerca del Río[a], en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarlo y le dijo: «Mira, un pueblo salió de Egipto y cubren la superficie de la tierra y habitan frente a mí. Ven ahora, te ruego(E), y maldíceme a este pueblo(F) porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido».

Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación(G) en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac. Y él les dijo: «Pasen la noche aquí y yo les traeré palabra según lo que el Señor me diga». Y los jefes de Moab se quedaron con Balaam. Entonces Dios(H) vino a Balaam y le preguntó: «¿Quiénes son estos hombres que están contigo?». 10 Y Balaam respondió a Dios: «Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado un mensaje: 11 “Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la superficie de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra ellos y expulsarlos”».

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Footnotes

  1. Números 22:5 I.e. Éufrates.