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25 Entonces el Señor descendió en la nube(A) y le habló; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo colocó sobre los setenta ancianos(B). Y sucedió que cuando el Espíritu reposó sobre ellos, profetizaron; pero no volvieron a hacerlo más.

26 Pero dos hombres habían quedado en el campamento; uno se llamaba Eldad, y el otro se llamaba Medad. Y el Espíritu reposó sobre ellos(C), (ellos estaban entre los que se habían inscrito, pero no habían salido a la tienda), y profetizaron en el campamento. 27 Y un joven corrió y avisó a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento». 28 Entonces respondió Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventud(D): «Moisés, señor mío, detenlos(E)». 29 Pero Moisés le dijo: «¿Tienes celos por causa mía? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta(F), que el Señor pusiera Su Espíritu sobre ellos!».

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Y Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los israelitas le escucharon e hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés(A).

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