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Asiria no puede salvarnos,
    ni nuestros caballos de guerra.
Nunca más diremos a ídolos que hemos hecho:
    “Ustedes son nuestros dioses”.
No, solamente en ti
    los huérfanos encuentran misericordia».

El Señor dice:
«Entonces yo los sanaré de su falta de fe;
    mi amor no tendrá límites,
    porque mi enojo habrá desaparecido para siempre.
Seré para Israel
    como un refrescante rocío del cielo.
Israel florecerá como el lirio;
    hundirá sus raíces profundamente en la tierra
    como los cedros del Líbano.

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No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia.

Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos. Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.

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