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Un llamado al arrepentimiento

«Vengan, volvámonos al Señor.
Él nos despedazó,
    pero ahora nos sanará.
Nos hirió,
    pero ahora vendará nuestras heridas.
Dentro de poco tiempo él nos restaurará,
    para que podamos vivir en su presencia.
¡Oh, si conociéramos al Señor!
    Esforcémonos por conocerlo.
Él nos responderá, tan cierto como viene el amanecer
    o llegan las lluvias a comienzos de la primavera».

«Oh Israel[a] y Judá,
    ¿qué debo hacer con ustedes?—pregunta el Señor—.
Pues su amor se desvanece como la niebla de la mañana
    y desaparece como el rocío a la luz del sol.
Envié mis profetas para destrozarlos,
    para aniquilarlos con mis palabras,
    con juicios tan inevitables como la luz.
Quiero que demuestren amor,[b]
    no que ofrezcan sacrificios.
Más que ofrendas quemadas,
    quiero que me conozcan.[c]
Pero igual que Adán,[d] ustedes rompieron mi pacto
    y traicionaron mi confianza.

»Galaad es una ciudad de pecadores,
    marcada con huellas de sangre.
Los sacerdotes forman bandas de asaltantes
    que esperan para emboscar a sus víctimas.
Asesinan a los viajeros en el camino a Siquem
    y cometen toda clase de pecados.
10 Sí, he visto cosas horribles en Efraín e Israel:
    ¡Mi pueblo se ha contaminado por prostituirse con otros dioses!

11 »Oh Judá, también a ti te espera una cosecha de castigo,
    a pesar de que yo deseaba restaurar el bienestar de mi pueblo.

Footnotes

  1. 6:4 En hebreo Efraín, se refiere al reino del norte de Israel.
  2. 6:6a La versión griega traduce este término hebreo como que tengan compasión. Comparar Mt 9:13; 12:7.
  3. 6:6b En hebreo que conozcan a Dios.
  4. 6:7 O Pero en Adán.

Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará,(A) y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.

¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece. Por esta causa los corté por medio de los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus juicios serán como luz que sale. Porque misericordia quiero, y no sacrificio,(B) y conocimiento de Dios más que holocaustos.

Mas ellos, cual Adán, traspasaron el pacto; allí prevaricaron contra mí. Galaad, ciudad de hacedores de iniquidad, manchada de sangre. Y como ladrones que esperan a algún hombre, así una compañía de sacerdotes mata en el camino hacia Siquem; así cometieron abominación. 10 En la casa de Israel he visto inmundicia; allí fornicó Efraín, y se contaminó Israel.

11 Para ti también, oh Judá, está preparada una siega, cuando yo haga volver el cautiverio de mi pueblo.

Impenitencia de Israel

¡Vengan, volvámonos al Señor!
Él nos ha despedazado,
    pero nos sanará;
nos ha herido,
    pero nos vendará.
Después de dos días nos dará vida nuevamente;
    al tercer día nos levantará,
    y así viviremos en su presencia.
Conozcamos al Señor;
    esforcémonos por conocerlo.
Tan cierto como que sale el sol,
    él habrá de manifestarse;
vendrá a nosotros como la lluvia de invierno,
    como la lluvia de primavera que riega la tierra.

«¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?
    ¿Qué voy a hacer contigo, Judá?
El amor de ustedes es como nube matutina,
    como rocío que temprano se evapora.
Por eso los hice pedazos por medio de los profetas;
    los herí con las palabras de mi boca.
    ¡Mis juicios brillan como la luz!
Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios,
    conocimiento de Dios en lugar de holocaustos.
Pero ellos, como Adán han quebrantado el pacto,
    ¡me han traicionado!
Galaad es una ciudad de malhechores;
    sus pisadas dejan huellas de sangre.
Una pandilla de sacerdotes
    está al acecho en el camino a Siquén
y, como banda de salteadores,
    comete toda clase de infamias.
10 En el reino de Israel he visto algo horrible:
    se ha prostituido a Efraín
    e Israel se ha contaminado.

11 »¡A ti también, Judá,
    te espera la cosecha de tu maldad!

»Cuando yo restaure la fortuna de mi pueblo