Israel clama a mí:
    “¡Dios nuestro, te conocemos!”.
Pero Israel ha rechazado el bien,
    así que un enemigo lo perseguirá.
Establecen reyes sin mi consentimiento
    y escogen príncipes sin mi aprobación.
Con su plata y con su oro se hacen ídolos
    para su propia destrucción.

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A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá.

Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, mas yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos.

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