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Dice el Señor:
«Yo, el Señor, soy tu Dios
desde que estabas en Egipto:
No reconozcas como Dios a nadie sino a mí,
pues sólo yo soy tu salvador.
Yo te cuidé en las tierras ardientes del desierto.

»Pero cuando ustedes tuvieron comida de sobra,
su corazón se llenó de orgullo
y se olvidaron de mí.

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