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En el día de nuestro rey los gobernantes se enfermaron con el calor del vino; y él extendió su mano a los burladores. Porque como un horno aplican su corazón a planear intrigas: Toda la noche dormita el furor de ellos y al amanecer arde como llama de fuego. Todos ellos arden como un horno y devoran a sus jueces. Todos sus reyes han caído; no hay entre ellos quien me invoque.

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