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Dios quiere ayudar a su pueblo

Dios continuó diciendo:

«Yo quiero salvar a mi pueblo,
pero veo que todos ellos
han cometido grandes pecados.
Todos ellos son mentirosos y ladrones;
entran a robar en las casas
y en plena calle cometen asaltos.
Yo los conozco muy bien:
están llenos de maldad,
pero ellos no quieren reconocerlo.
Con sus pecados y mentiras
alegran al rey y a sus jefes.
No hay uno solo de ellos
que sea fiel en su matrimonio;
se parecen a un horno caliente,
al que no hace falta calentarlo más:
el panadero sólo tiene que esperar
a que fermente la masa.

»Cuando el rey celebra alguna fiesta,
los jefes beben hasta emborracharse;
¡y son esos borrachos burlones
a quienes el rey llama sus amigos!
Pero ellos se acercan al rey
con la intención de traicionarlo.
No descansan durante la noche,
sino que se la pasan planeando
cómo destruirlo al día siguiente.
Son como un horno:
¡arden para quemar por completo
a todos sus gobernantes!
Quitan del trono a sus reyes,
¡pero ninguno de ellos busca mi ayuda!

El pueblo abandona a Dios

»Los de Israel han hecho amistad
con gente que no cree en mí.
Mi pueblo se parece al pan mal horneado:
por un lado está bien cocido
y por el otro lado está crudo.
Los egipcios y los sirios
están acabando con Israel,
pero Israel ni siquiera se da cuenta.
¡Han acabado con sus fuerzas,
pero tampoco se da cuenta!

10 »Israel no ha querido arrepentirse
ni buscarme a mí, que soy su Dios.
Su orgullo no lo deja hacerlo.

11 »Israel les pide ayuda y apoyo
a las naciones de Egipto y Asiria.
Actúa como una paloma
confundida y sin inteligencia;
12 pero, cuando vaya a buscar ayuda,
lo atraparé como a los pájaros
y lo castigaré por su maldad.

13 »¡Qué mal les va a ir!
¡Se arrepentirán de haberme abandonado!
¡Terribles cosas vendrán sobre ellos
porque se han rebelado contra mí!
Yo estoy dispuesto a salvarlos,
pero ellos sólo me dicen mentiras.
14 En sus camas lloran de dolor,
y se hacen heridas a propósito,
pero sus oraciones no son sinceras;
lo hacen para pedirme buenas cosechas,
pero siguen siendo rebeldes.

15 »Yo les he dado enseñanzas,
los he llenado de fuerza,
pero ellos hacen planes contra mí.
16 No me toman en cuenta,
y por eso fracasan en todo.
Sus jefes se creen muy valientes,
pero morirán en el campo de batalla
y los egipcios se burlarán de ellos.

Iniquidad y rebelión de Israel

Mientras curaba yo a Israel, se descubrió la iniquidad de Efraín, y las maldades de Samaria; porque hicieron engaño; y entra el ladrón, y el salteador despoja por fuera. Y no consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad; ahora les rodearán sus obras; delante de mí están. Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras. Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que cesa de avivar el fuego después que está hecha la masa, hasta que se haya leudado. En el día de nuestro rey los príncipes lo hicieron enfermar con copas de vino; extendió su mano con los escarnecedores. Aplicaron su corazón, semejante a un horno, a sus artificios; toda la noche duerme su hornero; a la mañana está encendido como llama de fuego. Todos ellos arden como un horno, y devoraron a sus jueces; cayeron todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame.

Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín fue torta no volteada. Devoraron extraños su fuerza, y él no lo supo; y aun canas le han cubierto, y él no lo supo. 10 Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara; y no se volvieron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto.

11 Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. 12 Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones. 13 ¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí.

14 Y no clamaron a mí con su corazón cuando gritaban sobre sus camas; para el trigo y el mosto se congregaron, se rebelaron contra mí. 15 Y aunque yo los enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. 16 Volvieron, pero no al Altísimo; fueron como arco engañoso; cayeron sus príncipes a espada por la soberbia de su lengua; esto será su escarnio en la tierra de Egipto.