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32 Ahora pues, hijos, escuchadme(A),
porque bienaventurados son los que guardan mis caminos(B).

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32 Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

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34 Bienaventurado el hombre que me escucha(A),
velando a mis puertas día a día,
aguardando en los postes de mi entrada.

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34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

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