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Pregón de la Sabiduría

La Sabiduría está pregonando,
la inteligencia levanta su voz.
Sobre los promontorios
al borde del camino,
de pie en las encrucijadas,
junto a las puertas de la ciudad,
a la entrada de los patios está gritando:
“A ustedes, seres humanos, los llamo,
a ustedes dirijo mi pregón.
Inexpertos, adquieran prudencia;
y ustedes, necios, sean sensatos.
Escuchen, que mis labios
proclaman cosas rectas,
cosas excelentes comunican.
Mi boca paladea la verdad,
pues la maldad repugna a mis labios.
Todos mis discursos son sinceros,
ninguno es hipócrita ni retorcido;
todos son claros para el inteligente,
irreprochables para los que adquieren saber.
10 Prefieran mi instrucción a la plata
y el conocimiento al oro puro;
11 pues la sabiduría es más valiosa que las perlas,
ninguna joya se le puede comparar.
12 Yo, la Sabiduría, convivo con la prudencia
y he encontrado el arte de la discreción.
13 (Respetar al Señor es odiar el mal).
Aborrezco la soberbia y la arrogancia,
el mal proceder y la mentira.
14 Tengo buen juicio y competencia,
me pertenecen la inteligencia y el poder.
15 Gracias a mí reinan los reyes
y los soberanos administran la justicia.
16 Gracias a mí gobiernan los príncipes
y los magistrados juzgan con justicia.
17 Yo amo a los que me aman
y los que me buscan me encuentran.
18 Me acompañan riquezas y honores,
fortuna duradera y justicia.
19 Mi fruto es mejor que oro de ley,
mi cosecha es mejor que plata fina.
20 Camino por sendas justas
y voy por senderos rectos;
21 así legaré mis bienes a los que me aman
y los colmaré de riqueza.
22 El Señor me creó al principio de mi actividad,
antes de sus obras primeras;
23 desde el comienzo del tiempo fui fundada,
antes de los orígenes de la tierra.
24 Aún no había océanos cuando fui engendrada,
aún no existían manantiales ricos en agua;
25 antes de que estuvieran formados los montes,
antes que existieran las colinas fui engendrada.
26 Aún no había creado la tierra y los campos,
ni las primeras partículas del mundo.
27 Yo estaba allí cuando colocaba los cielos,
cuando extendía el firmamento sobre el océano;
28 cuando sujetaba las nubes en lo alto,
cuando fijaba las fuentes subterráneas;
29 cuando imponía al mar sus límites
para que las aguas no se desbordasen.
Cuando echaba los cimientos de la tierra,
30 yo estaba junto a él, como aprendiz;
yo era su alegría cotidiana
y jugaba en su presencia a todas horas;
31 jugaba en su mundo habitado,
compartiendo con los humanos mi alegría.
32 Y ahora, hijos, escúchenme:
felices quienes siguen mis caminos.
33 Acepten la corrección,
no la rechacen y serán sabios.
34 Felices aquellos que me escuchan
velando a mis puertas cada día,
vigilando los dinteles de mi entrada.
35 Quien me encuentra, encuentra la vida
y obtiene el favor del Señor.
36 Mas quien me ofende, se daña a sí mismo;
los que me odian, aman la muerte”.

Excelencia y eternidad de la Sabiduría

¿No clama la sabiduría,

Y da su voz la inteligencia?

En las alturas junto al camino,

A las encrucijadas de las veredas se para;

En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,

A la entrada de las puertas da voces:(A)

Oh hombres, a vosotros clamo;

Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.

Entended, oh simples, discreción;

Y vosotros, necios, entrad en cordura.

Oíd, porque hablaré cosas excelentes,

Y abriré mis labios para cosas rectas.

Porque mi boca hablará verdad,

Y la impiedad abominan mis labios.

Justas son todas las razones de mi boca;

No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

Todas ellas son rectas al que entiende,

Y razonables a los que han hallado sabiduría.

10 Recibid mi enseñanza, y no plata;

Y ciencia antes que el oro escogido.

11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;

Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.

12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,

Y hallo la ciencia de los consejos.

13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;

La soberbia y la arrogancia, el mal camino,

Y la boca perversa, aborrezco.

14 Conmigo está el consejo y el buen juicio;

Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

15 Por mí reinan los reyes,

Y los príncipes determinan justicia.

16 Por mí dominan los príncipes,

Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

17 Yo amo a los que me aman,

Y me hallan los que temprano me buscan.

18 Las riquezas y la honra están conmigo;

Riquezas duraderas, y justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;

Y mi rédito mejor que la plata escogida.

20 Por vereda de justicia guiaré,

Por en medio de sendas de juicio,

21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad,

Y que yo llene sus tesoros.

22 Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras.(B)

23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra.

24 Antes de los abismos fui engendrada;

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

25 Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

28 Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

29 Cuando ponía al mar su estatuto,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

30 Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

33 Atended el consejo, y sed sabios,

Y no lo menospreciéis.

34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.

Llamado de la sabiduría

¿Acaso no está llamando la sabiduría?
    ¿No está elevando su voz la inteligencia?
Toma su puesto en las alturas,
    a la vera del camino y en las encrucijadas.
Junto a las puertas que dan a la ciudad,
    a la entrada misma, grita con fuerza:
«A ustedes los hombres, los estoy llamando;
    dirijo mi voz a toda la humanidad.
Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia!
    Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento!
Escúchenme, que diré cosas importantes;
    mis labios hablarán lo correcto.
Mi boca expresará la verdad,
    pues mis labios detestan la maldad.
Las palabras de mi boca son todas justas;
    no hay en ellas maldad ni perversidad.
Son claras para los entendidos
    e irreprochables para los sabios.
10 Opten por mi instrucción, no por la plata;
    por el conocimiento, no por el oro refinado.
11 Vale más la sabiduría que las piedras preciosas
    y ni lo más deseable se le compara.

12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
    y poseo conocimiento y discreción.
13 Quien teme al Señor aborrece lo malo;
    yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
    la mala conducta y el lenguaje perverso.
14 Míos son el consejo y el buen juicio;
    míos son el entendimiento y el poder.
15 Por mí reinan los reyes
    y promulgan leyes justas los gobernantes.
16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles,
    todos los jueces de la tierra.
17 A los que me aman, les correspondo;
    a los que me buscan, me doy a conocer.
18 Conmigo están las riquezas y la honra,
    los bienes duraderos y la justicia.
19 Mi fruto es mejor que el oro fino;
    mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.
20 Voy por el camino de la rectitud,
    por los senderos de la justicia,
21 enriqueciendo a los que me aman
    y acrecentando sus tesoros.

22 »El Señor me dio la vida[a] como primicia de sus obras,[b]
    mucho antes de sus obras de antaño.
23 Fui establecida desde la eternidad,
    desde antes de que existiera el mundo.
24 No existían los grandes mares cuando yo nací;
    no había entonces manantiales de abundantes aguas.
25 Nací antes de que se cimentaran las montañas,
    antes de que fueran formadas las colinas,
26 antes de que él creara la tierra y sus paisajes
    y el polvo primordial con que hizo el mundo.
27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
    y trazó el horizonte sobre el abismo,
    allí estaba yo presente.
28 Cuando estableció las nubes en los cielos
    y reforzó las fuentes del abismo;
29 cuando señaló los límites del mar,
    para que las aguas no desobedecieran su orden;
cuando estableció los cimientos de la tierra,
30     allí estaba yo a su lado, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
    siempre disfrutaba de estar en su presencia;
31 me regocijaba en el mundo que él creó;
    ¡en el género humano me deleitaba!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme:
    dichosos los que siguen[c] mis caminos.
33 Atiendan a mi instrucción y sean sabios;
    no la descuiden.
34 Dichosos los que me escuchan
    y a mis puertas están atentos cada día,
    esperando a la entrada de mi casa.
35 En verdad, quien me encuentra halla la vida
    y recibe el favor del Señor.
36 Quien me rechaza se perjudica a sí mismo;
    quien me aborrece, ama la muerte».

Footnotes

  1. 8:22 me dio la vida. Alt. era mi dueño.
  2. 8:22 obras. Lit. caminos.
  3. 8:32 siguen. Lit. guardan.