¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti, la tienes en la boca y en el corazón».[a] Esta es la palabra de fe que predicamos:

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Footnotes

  1. 10:8 Dt 30:14.

Lo que dice es: «La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.»(A) Ésta es la palabra de fe que predicamos:

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17 Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.[a]

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Footnotes

  1. 10:17 Cristo. Var. Dios.

17 Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios.

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21 si de veras se les habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en él.

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21 si es que en verdad oyeron su mensaje y fueron enseñados por él, de acuerdo con la verdad que está en Jesús.

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El prudente y el insensato(A)

46 »¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? 47 Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Se parece a un hombre que al construir una casa cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. 49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó y el desastre fue terrible».

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Los dos cimientos(A)

46 »¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les mando hacer? 47 Les voy a decir como quién es el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: 48 Es como quien, al construir una casa, cava hondo y pone los cimientos sobre la roca. En caso de una inundación, si el río golpea con ímpetu la casa, no logra sacudirla porque está asentada sobre la roca. 49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica, es como quien construye su casa sobre el suelo y no le pone cimientos. Si el río golpea con ímpetu la casa, la derrumba y la deja completamente en ruinas.»

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23 ¡Respondan a mis reprensiones!
    Yo les compartiré mis pensamientos[a]
    y les daré a conocer mis enseñanzas.
24 Como ustedes no me escucharon cuando los llamé
    ni me hicieron caso cuando les tendí la mano,
25 sino que rechazaron todos mis consejos
    y no acataron mis reprensiones,
26 ahora yo voy a reírme de ustedes
    cuando caigan en desgracia.
Yo seré quien se ría de ustedes
    cuando les sobrevenga el miedo,
27 cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta
    y la desgracia los arrastre como un torbellino.

28 »Entonces me llamarán, pero no les responderé;
    me buscarán, pero no me encontrarán.
29 Por cuanto aborrecieron el conocimiento
    y no quisieron temer al Señor;
30 por cuanto no siguieron mis consejos,
    sino que rechazaron mis reprensiones,
31 cosecharán el fruto de su conducta,
    se hartarán con sus propias intrigas;
32 su desobediencia e inexperiencia los destruirán,
    su complacencia y necedad los aniquilarán.
33 Pero el que me obedezca vivirá tranquilo,
    sosegado y sin temor del mal».

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Footnotes

  1. 1:23 compartiré mis pensamientos. Lit. derramaré mi espíritu.

23 ¡Presten atención a mis reprensiones!
Yo derramaré mi espíritu sobre ustedes,
y les daré a conocer mis argumentos.

24 »Pero yo los llamé, y nadie quiso oírme;
les tendí la mano, y nadie me hizo caso;
25 Al contrario, desecharon todos mis consejos
y no quisieron recibir mi reprensión.
26 Por eso, yo me burlaré de ustedes
cuando les sobrevenga la temida calamidad,
27 cuando la calamidad que tanto temen
les sobrevenga como un torbellino;
¡cuando les sobrevengan tribulaciones y angustias.
28 Entonces me llamarán, y no les responderé;
me buscarán de mañana, y no me hallarán.
29 Puesto que aborrecen la sabiduría,
y no optaron por temer al Señor
30 ni quisieron seguir mis consejos,
sino que menospreciaron todas mis reprensiones,
31 comerán los frutos de sus andanzas
y se hartarán con sus propios consejos.
32 Los incautos mueren por sus propios desvíos;
a los necios los destruye su autosuficiencia.
33 Pero los que me oyen vivirán tranquilos,
sin sobresaltos ni temor de ningún mal.»

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