18 En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia.

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18 y una vez liberados del pecado llegaron a ser siervos de la justicia.

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22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.

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22 pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna.

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13 Les escribo a ustedes, padres,
    porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes,
    porque han vencido al maligno.
Les he escrito a ustedes, queridos hijos,
    porque han conocido al Padre.

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13 Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les escribo a ustedes, hijitos, porque han conocido al Padre.

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14 Les he escrito a ustedes, padres,
    porque han conocido al que es desde el principio.
Les he escrito a ustedes, jóvenes,
    porque son fuertes,
    la palabra de Dios permanece en ustedes,
    y han vencido al maligno.

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14 Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.

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¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

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¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

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porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.

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Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.

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Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.

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Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios.

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18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no practica el pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege y el maligno no llega a tocarlo.

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18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios lo protege, y el maligno no lo toca.

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13 mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.

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13 mientras aguardamos la bendita esperanza y la gloriosa manifestación de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad(A) y purificar para sí un pueblo propio,(B) celoso de buenas obras.

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