Add parallel Print Page Options

Pues no vivimos para nosotros mismos ni morimos para nosotros mismos. Si vivimos, es para honrar al Señor, y si morimos, es para honrar al Señor. Entonces, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos al Señor. Cristo murió y resucitó con este propósito: ser Señor de los vivos y de los muertos.

Read full chapter

Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

Read full chapter