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27 Es más, el que sin estar físicamente circuncidado cumple la ley, te juzgará a ti que estás circuncidado y posees la ley escrita, pero no la cumples. 28 Porque no se es judío por el aspecto externo, ni la verdadera circuncisión es la marca visible corporal. 29 Lo que distingue al auténtico judío es su interior, y la auténtica circuncisión es la del corazón, obra del Espíritu y no de reglas escritas. Y no serán los seres humanos, sino Dios, quien la alabe.

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27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

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27 El que no está físicamente circuncidado, pero obedece la Ley, te condenará a ti que, a pesar de tener el mandamiento escrito[a] y la circuncisión, quebrantas la Ley.

28 Lo exterior no hace a nadie judío ni consiste la circuncisión en una señal en el cuerpo. 29 El verdadero judío lo es interiormente; y la circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento escrito. Al que es judío así, lo alaba Dios y no la gente.

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Footnotes

  1. 2:27 el mandamiento escrito. Lit. la letra; también en v. 29.