Nuestros deberes cristianos

³ Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada^(A), digo a cada uno de^[a] ustedes que no piense de sí mismo más de lo que debe pensar^(B), sino que piense con buen juicio^[b], según la medida de fe^(C) que Dios ha distribuido a cada uno.

⁶ Por tanto, no durmamos^(A) como los demás^(B), sino estemos alerta y seamos sobrios^[a](C).

⁸ Pero puesto que nosotros somos del día^(A), seamos sobrios^[a](B), habiéndonos puesto la coraza^(C) de la fe y del amor^(D), y por casco^(E) la esperanza de la salvación^(F).

⁵ Pero tú, sé sobrio en todas las cosas^(A), sufre penalidades^(B), haz el trabajo de un evangelista^(C), cumple tu ministerio^(D).

⁶ Asimismo, exhorta a los jóvenes^(A) a que sean prudentes.

El fin de todas las cosas y la conducta cristiana

⁷ Pero el fin de todas las cosas se acerca^[a](A). Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio^(B) para la oración^[b].

⁸ Sean de espíritu sobrio^(A), estén alerta^(B). Su adversario, el diablo^(C), anda al acecho como león rugiente^(D), buscando a quien devorar.