Vida mediante el Espíritu

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús,[a] pues por medio de él la ley del Espíritu de vida te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la Ley no pudo liberarnos porque la carne anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en una condición semejante a la de los pecadores,[b] para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la carne, a fin de que la justa demanda de la Ley se cumpliera en nosotros, que no vivimos según la carne, sino según el Espíritu.

Los que viven conforme a la carne fijan la mente en los deseos de la carne; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mente gobernada por la carne es muerte, mientras que la mente que proviene del Espíritu es vida y paz. La mente gobernada por la carne es enemiga de Dios, pues no se somete a la Ley de Dios ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Sin embargo, ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. 10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida[c] a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.

12 Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la carne. 13 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. 15 Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!». 16 El Espíritu mismo asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.

La gloria futura

18 De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse a nosotros. 19 La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, 20 pues fue sometida a la frustración, no por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza 21 de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

22 Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. 23 Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero esperar lo que ya se ve no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya ve? 25 Pero si esperamos lo que todavía no vemos, en la espera mostramos nuestra constancia.

26 Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.

Más que vencedores

28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,[d] los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. 29 Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

31 ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió e incluso resucitó y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro o la espada? 36 Así está escrito:

«Por tu causa siempre nos llevan a la muerte;
    ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!».[e]

37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios,[f] ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Footnotes

  1. 8:1 Jesús. Var. Jesús, los que no viven según la carne, sino según el Espíritu (véase v. 4).
  2. 8:3 en … pecadores. Lit. en semejanza de carne de pecado.
  3. 8:10 el Espíritu … vida. Alt. el espíritu de ustedes vive.
  4. 8:28 Dios … aman. Var. todo actúa para el bien de quienes aman a Dios.
  5. 8:36 Sal 44:22.
  6. 8:38 demonios. Alt. gobernantes celestiales.

Viviendo en el Espíritu

Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque Dios ha hecho lo que para la ley era imposible hacer, debido a que era débil por su naturaleza pecaminosa: por causa del pecado envió a su Hijo en una condición semejante a la del hombre pecador, y de esa manera condenó al pecado en la carne, para que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros, que no seguimos los pasos de nuestra carne, sino los del Espíritu. Porque los que siguen los pasos de la carne fijan su atención en lo que es de la carne, pero los que son del Espíritu, la fijan en lo que es del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Las intenciones de la carne llevan a la enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; además, los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Pero ustedes no viven según las intenciones de la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está en verdad muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en ustedes.

12 Así que, hermanos, tenemos una deuda pendiente, pero no es la de vivir en conformidad con la carne, 13 porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán. 14 Porque los hijos de Dios son todos aquellos que son guiados por el Espíritu de Dios. 15 Pues ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si somos hijos, somos también herederos;(A) herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

18 Pues no tengo dudas de que las aflicciones del tiempo presente en nada se comparan con la gloria venidera que habrá de revelarse en nosotros. 19 Porque la creación aguarda con gran impaciencia la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino porque así lo dispuso Dios, pero todavía tiene esperanza, 21 pues también la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación hasta ahora gime a una, y sufre como si tuviera dolores de parto. 23 Y no sólo ella, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos mientras esperamos la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque con esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza, porque ¿quién espera lo que ya está viendo? 25 Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.

26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.

Más que vencedores

28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

31 ¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros. 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. 35 ¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? 36 Como está escrito:

«Por causa de ti siempre nos llevan a la muerte,
Somos contados como ovejas de matadero.»(B)

37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.

No hay condenación para los que creen

Por consiguiente, no hay ahora condenación(A) para los que están en Cristo Jesús[a](B), los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús(C) te[b] ha libertado[c] de la ley del pecado y de la muerte(D). Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne(E), Dios lo hizo(F): enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne(G), para que el requisito de la ley(H) se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu(I). Porque los que viven[d] conforme a la carne(J), ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu(K). Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz(L); ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios(M), porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne(N) no pueden agradar a Dios.

Viviendo según el Espíritu

Sin embargo, vosotros no estáis en la carne(O) sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros(P). Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él(Q). 10 Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo[e] a causa de la justicia(R). 11 Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros(S), el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de[f] su Espíritu que habita en vosotros(T).

12 Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, 13 porque si vivís conforme a la carne, habréis de[g] morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne[h](U), viviréis(V). 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios(W), los tales son hijos de Dios(X). 15 Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor[i](Y), sino que habéis recibido un espíritu[j] de adopción(Z) como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre(AA)! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu(AB) de que somos hijos de Dios(AC), 17 y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo(AD), si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él(AE).

La gloria futura

18 Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada(AF). 19 Porque el anhelo profundo(AG) de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios(AH). 20 Porque la creación fue sometida a vanidad(AI), no de su propia voluntad, sino por causa de aquel(AJ) que la sometió, en la esperanza 21 de que la creación[k] misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios(AK). 22 Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre(AL) dolores de parto hasta ahora. 23 Y no solo ella(AM), sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu(AN), aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente(AO) la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo(AP). 24 Porque en esperanza hemos sido salvos(AQ), pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?[l](AR) 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia[m] lo aguardamos(AS).

Victoriosos en Cristo

26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos(AT), pero el Espíritu mismo intercede por nosotros(AU) con gemidos indecibles; 27 y aquel que escudriña los corazones(AV) sabe cuál es el sentir[n] del Espíritu(AW), porque Él intercede por los santos(AX) conforme a la voluntad de Dios. 28 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas(AY) cooperan para bien[o], esto es, para los que son llamados(AZ) conforme a su propósito. 29 Porque a los que de antemano conoció(BA), también los predestinó(BB) a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo(BC), para que Él sea el primogénito(BD) entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó(BE), a esos también llamó(BF); y a los que llamó, a esos también justificó(BG); y a los que justificó, a esos también glorificó(BH).

31 Entonces, ¿qué diremos(BI) a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros(BJ)? 32 El que no eximió ni a su propio Hijo(BK), sino que lo entregó por todos nosotros(BL), ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios(BM)? Dios es el que justifica(BN). 34 ¿Quién es el que condena(BO)? Cristo Jesús es el que murió(BP), sí, más aún, el que resucitó[p](BQ), el que además está a la diestra de Dios(BR), el que también intercede por nosotros(BS). 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo[q](BT)? ¿Tribulación, o angustia(BU), o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada(BV)? 36 Tal como está escrito:

Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día;
somos considerados como ovejas para el matadero(BW).

37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó(BX). 38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida(BY), ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes[r](BZ), 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios(CA) que es en Cristo Jesús Señor nuestro(CB).

Footnotes

  1. Romanos 8:1 Muchos mss. antiguos no incluyen el resto del vers.
  2. Romanos 8:2 Algunos mss. antiguos dicen: me
  3. Romanos 8:2 O, te ha libertado en Cristo Jesús
  4. Romanos 8:5 Lit., son
  5. Romanos 8:10 Lit., es vida
  6. Romanos 8:11 Algunos mss. antiguos dicen: por causa de
  7. Romanos 8:13 O, estáis a punto de
  8. Romanos 8:13 Lit., del cuerpo
  9. Romanos 8:15 Lit., otra vez para temor
  10. Romanos 8:15 O, el Espíritu
  11. Romanos 8:21 Algunos mss. antiguos dicen: en esperanza; porque la creación
  12. Romanos 8:24 Algunos mss. antiguos dicen: ¿quién espera lo que ve?
  13. Romanos 8:25 O, perseverancia
  14. Romanos 8:27 O, la mente
  15. Romanos 8:28 Algunos mss. antiguos dicen: Dios hace que todas las cosas cooperen para bien
  16. Romanos 8:34 Algunos mss. antiguos agregan: de entre los muertos
  17. Romanos 8:35 Algunos mss. antiguos dicen: Dios
  18. Romanos 8:38 O, potestades; i.e., poderes espirituales