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Salomón pide a Dios sabiduría

El rey Salomón pide a Dios sabiduría:

«Dios de mis padres,
Dios misericordioso,
por medio de tu palabra
tú creaste todo lo que existe.
Con tu sabiduría
formaste a los seres humanos
para que tuvieran dominio
sobre los animales y las plantas
que tú creaste;
para que gobernaran el mundo
de acuerdo con tus mandatos
y fueran honestos
al practicar la justicia.

»Por eso te pido, Dios mío,
que me llenes de la sabiduría
que siempre te acompaña,
y que yo nunca deje de ser
uno de tus hijos.

»Yo soy tu servidor,
hijo de una servidora tuya.
Soy un simple mortal,
débil y de corta vida;
es poco lo que entiendo de leyes
y de lo que pasa en los juzgados.

»Cualquier persona,
por perfecta que sea,
nada vale sin la sabiduría,
que sólo tú puedes dar.
Fuiste tú, Dios mío,
quien me hiciste rey de tu pueblo,
para gobernar a todos por igual.
Me mandaste construir un templo
para rendirte culto en tu ciudad.
Me pediste hacerlo de acuerdo con el modelo
que preparaste desde el principio.

»Contigo está la sabiduría;
ella sabe todo lo que haces,
y estaba presente cuando creabas el mundo.
Ella sabe lo que te agrada
y lo que está de acuerdo con tu voluntad.

10 »Envíala, Dios mío,
desde tu trono maravilloso,
desde tu palacio en el cielo.
Necesito que me acompañe
en cada tarea que realice
y me enseñe lo que a ti te agrada.
11 Como la sabiduría todo lo conoce
y todo lo comprende,
será mi guía en todo lo que yo haga,
y con su poder me protegerá.
12 Con su ayuda,
haré todo lo que te agrada;
gobernaré a tu pueblo con justicia,
y ocuparé con orgullo
el trono de mi padre David.

13 »Dios mío,
los hombres y las mujeres
somos simples seres mortales;
nos es difícil conocer tus planes,
y saber lo que tú quieres.
14 Nuestros pensamientos son limitados
y mucho de lo que planeamos
termina en fracaso.

15 »Nuestro cuerpo mortal,
hecho de barro,
limita las capacidades de nuestra mente
y es una carga pesada
para el desarrollo de nuestro espíritu.
16 Si nos cuesta tanto trabajo
conocer todo lo que hay en la tierra,
y con mucho esfuerzo descubrimos
lo que nos rodea,
¡como seres humanos nos es imposible
descubrir lo que está en los cielos!

17 »El único que puede conocer tu voluntad,
es aquel a quien tú le das sabiduría
y le mandas del cielo tu santo espíritu.
18 Gracias a la sabiduría,
la humanidad ha podido hacer lo bueno.
Gracias a la sabiduría,
hemos aprendido a obedecerte.
¡Gracias a la sabiduría,
los mortales nos salvamos!»