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El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios(A).
Todo su pensamiento es: «No hay Dios(B)».

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El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;

No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

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27 Porque Tú salvas al pueblo afligido(A),
Pero humillas los ojos altivos(B).

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27 Porque tú salvarás al pueblo afligido,

Y humillarás los ojos altivos.

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17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

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