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Dios mío,
¡tu amor es incomparable!
Bajo tu sombra protectora
todos hallamos refugio.
Con la abundancia de tu casa
nos dejas satisfechos;
en tu río de bendiciones
apagas nuestra sed.
Sólo en ti se encuentra
la fuente de la vida,
y sólo en tu presencia
podemos ver la luz.

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