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La ciudad de Dios

SALMO 48 (47)

Himno compuesto por la familia de Coré.

48 1-2 Poderoso es nuestro Dios
y merece nuestra alabanza.
En el templo del monte Sión
habita nuestro Dios y Rey.
¡Allí la tierra se alegra!
¡Allí la tierra lo adora!

Dios protege nuestra ciudad;
por él vivimos confiados.

Algunos reyes se unieron
para atacar la ciudad,
pero cuando la vieron
ya no supieron qué hacer;
se asustaron por completo
y se echaron a correr.
Tú los llenaste de miedo.
Como heridos de muerte,
se retorcían de dolor.
Tú los llenaste de miedo,
parecían marineros
en violenta tempestad.

Eso ya lo sabíamos;
en la ciudad de nuestro Dios
lo hemos confirmado:
el Dios del universo,
hará que esta ciudad
permanezca para siempre.

Dios mío, Dios mío,
en tu templo nos ponemos a pensar
en la grandeza de tu amor.
10 Tu fama llega
hasta el fin del mundo;
por todas partes
se habla bien de ti.
¡Tú gobiernas con justicia!
11 En el monte Sión,
y entre los pueblos de Judá
tus justas decisiones
son motivo de alegría.

12 ¡Vengan a Jerusalén!
¡Den un paseo por ella
y vean cuántas torres tiene!
13 ¡Fíjense en sus murallas,
y revisen sus fortalezas!
Así podrán contárselo
a los que todavía no han nacido.
14 ¡Éste es nuestro Dios!
¡Nuestro Dios es un Dios eterno
que siempre guiará nuestra vida!

Hermosura y gloria de Sion

Cántico. Salmo de los hijos de Coré.

48 Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado

En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra,

Es el monte de Sion, a los lados del norte,

La ciudad del gran Rey.(A)

En sus palacios Dios es conocido por refugio.

Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron;

Pasaron todos.

Y viéndola ellos así, se maravillaron,

Se turbaron, se apresuraron a huir.

Les tomó allí temblor;

Dolor como de mujer que da a luz.

Con viento solano

Quiebras tú las naves de Tarsis.

Como lo oímos, así lo hemos visto

En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios;

La afirmará Dios para siempre. Selah

Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios,

En medio de tu templo.

10 Conforme a tu nombre, oh Dios,

Así es tu loor hasta los fines de la tierra;

De justicia está llena tu diestra.

11 Se alegrará el monte de Sion;

Se gozarán las hijas de Judá

Por tus juicios.

12 Andad alrededor de Sion, y rodeadla;

Contad sus torres.

13 Considerad atentamente su antemuro,

Mirad sus palacios;

Para que lo contéis a la generación venidera.

14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;

Él nos guiará aun más allá de la muerte.

Canción. Salmo de los hijos de Coré.

48 Grande es el Señor y digno de suprema alabanza;
    en la ciudad de nuestro Dios
    está su monte santo.

Hermosa colina,
    es el gozo de toda la tierra.
El monte Sión, en el extremo norte,
    es la ciudad del gran Rey.
En las fortificaciones de Sión
    Dios se ha dado a conocer como refugio seguro.

Hubo reyes que unieron sus fuerzas
    y que juntos avanzaron contra la ciudad;
pero al verla quedaron pasmados
    y asustados se dieron a la fuga.
Allí el miedo se apoderó de ellos
    y un dolor de parturienta les sobrevino.
¡Con un viento del este
    destruiste las naves de Tarsis!

Tal como lo habíamos oído,
    ahora lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los Ejércitos,
    en la ciudad de nuestro Dios:
    ¡Él la hará permanecer para siempre! Selah

Dentro de tu Templo, oh Dios,
    meditamos en tu gran amor.
10 Tu alabanza, oh Dios, igual que tu nombre,
    llega a los confines de la tierra;
    tu derecha está llena de justicia.
11 El monte Sión se alegra,
    las aldeas de Judá se regocijan
    por causa de tus juicios.

12 Caminen alrededor de Sión,
    den una vuelta por ella
    y cuenten sus torres.
13 Observen bien sus murallas
    y examinen sus fortificaciones,
    para que se lo cuenten a las generaciones futuras.

14 ¡Este Dios es nuestro Dios eterno!
    ¡Él nos guiará para siempre![a]

Footnotes

  1. 48:14 para siempre (LXX); sobre muerte (TM).