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El destino del malvado

SALMO 64 (63)

Himno de David.

64 Dios mío,
¡escucha mi queja!
¡No dejes que mis enemigos
acaben con mi vida!
Son una banda de malvados;
son una pandilla de malhechores;
¡escóndeme de sus planes secretos!
Sus palabras hieren
como espada afilada;
sus palabras matan
como flechas envenenadas.
Se esconden, y desde allí
disparan contra la gente inocente;
no tienen miedo de nada ni de nadie;
¡disparan sin que nadie se lo espere!

Cuando hacen sus planes malvados,
se animan los unos a los otros;
piensan dónde esconder sus trampas,
y creen que nadie las verá.
Planean muy bien sus maldades
y creen tener el plan perfecto;
piensan que nadie los descubrirá.
Por eso, sin que lo esperen,
Dios les disparará sus flechas
y caerán heridos de muerte.
Su propia lengua será su ruina,
y quienes los vean
acabarán burlándose de ellos.
El mundo entero alabará a Dios,
hablará de sus acciones,
y llegará a entenderlas.

10 ¡Que se alegre la gente buena
por todo lo que Dios ha hecho!
¡Que todos los justos lo alaben
y pongan en él su confianza!

Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos

Al músico principal. Salmo de David.

64 Escucha, oh Dios, la voz de mi queja;

Guarda mi vida del temor del enemigo.

Escóndeme del consejo secreto de los malignos,

De la conspiración de los que hacen iniquidad,

Que afilan como espada su lengua;

Lanzan cual saeta suya, palabra amarga,

Para asaetear a escondidas al íntegro;

De repente lo asaetean, y no temen.

Obstinados en su inicuo designio,

Tratan de esconder los lazos,

Y dicen: ¿Quién los ha de ver?

Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta;

Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.

Mas Dios los herirá con saeta;

De repente serán sus plagas.

Sus propias lenguas los harán caer;

Se espantarán todos los que los vean.

Entonces temerán todos los hombres,

Y anunciarán la obra de Dios,

Y entenderán sus hechos.

10 Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él;

Y se gloriarán todos los rectos de corazón.