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El Señor es nuestro Dios,
y nosotros somos el pueblo de su prado;
¡somos las ovejas de su mano!

«Si hoy escuchan ustedes mi voz,
no endurezcan su corazón,(A) como en Meriba,
como en el día de Masah, en el desierto.

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Porque él es nuestro Dios;

Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestro corazón,(A) como en Meriba,

Como en el día de Masah en el desierto,

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