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Las aguas subieron a los cerros,
y bajaron a los valles,
hasta llegar al lugar
que les habías señalado.
Tú les pusiste límites
que jamás deben rebasar,
para que nunca más vuelvan
a inundar la tierra.

10 Dios mío,
tú dejas que los arroyos
corran entre los cerros,
y que llenen los ríos;

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