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No confíen en príncipes ni en hijo de hombre
porque no hay en él liberación.
Su espíritu ha de salir
y él volverá al polvo.
En aquel día perecerán sus pensamientos.
Bienaventurado aquel cuya ayuda
es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está puesta en el SEÑOR su Dios;

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