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Los hombres siempre han podido domar toda clase de animales salvajes, aves, reptiles y animales del mar. Pero ningún hombre puede domar su lengua. Es como un mal que no descansa y está llena de veneno mortal. Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a las personas que han sido creadas a imagen y semejanza de Dios.

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Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.(A)

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