¹³ Que nadie diga cuando es tentado: «Soy tentado por^[a] Dios^(A)». Porque Dios no puede ser tentado por el mal^[b] y Él mismo no tienta a nadie. ¹⁴ Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión^[c]. ¹⁵ Después, cuando la pasión^[d] ha concebido^(B), da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado^(C), engendra la muerte.

⁶ En lo cual ustedes se regocijan grandemente^(A), aunque ahora, por un poco de tiempo^(B) si es necesario^(C), sean afligidos con diversas pruebas^[a](D), ⁷ para que la prueba^[b] de la fe de ustedes^(E), más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego^(F), sea hallada que resulta en alabanza^(G), gloria y honor en la revelación de Jesucristo^(H);

⁴ Porque todavía, en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistido^(A) hasta el punto de derramar sangre^[a](B). ⁵ Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige:

⁷ Es para su corrección^[b] que sufren. Dios los trata como a hijos^(G); porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? ⁸ Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos^(H). ⁹ Además, tuvimos padres terrenales^[c] para disciplinarnos, y los respetábamos^(I), ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros^[d] espíritus^(J), y viviremos^(K)? ¹⁰ Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad^(L).

¹¹ Al presente ninguna^[e] disciplina parece ser^[f] causa de gozo, sino de tristeza^[g](M). Sin embargo, a los que han sido ejercitados^[h] por medio de^[i] ella, después les da fruto apacible de justicia^(N).