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Tercera visión: la cinta para medir

Alcé la vista y, al mirar, vi a un hombre que tenía en la mano una cinta para medir. Le pregunté:

— ¿A dónde te diriges?

Me respondió:

— A medir Jerusalén para saber cuál será su anchura y su longitud.

Se marchaba ya el ángel que estaba hablando conmigo, cuando otro ángel le salió al encuentro

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Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.

Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate.

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