²³ Dirigiéndose a todos, declaró:

—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. ²⁴ Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.

²⁶ «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor^[a] a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.

³⁷ »El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí;

²⁸ »Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? ²⁹ Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él ³⁰ y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir”.

³¹ »O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres es posible enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?

³³ De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.