Escucha mi súplica, Señor; mira con bondad a Israel, que es tu propiedad, y convierte nuestro luto en alegría, para que viviendo podamos cantar a tu nombre. ¡No hagas callar los labios que te alaban!»
[17h] »¡Dios nuestro, pon atención a mi ruego, y ten compasión de tu pueblo! ¡Cambia nuestro dolor en alegría, y te alabaremos para siempre! ¡No permitas que dejemos de alabarte!»