Aquel año habían sido nombrados jueces dos ancianos del pueblo. Pero eran de aquellos de quienes dijo el Señor: «La maldad apareció en Babilonia por obra de ancianos y jueces que sólo en apariencia guiaban al pueblo.»
Aquel año, el pueblo había elegido a dos ancianos para que fueran jueces. Pero los dos eran de esas personas que Dios había descrito con estas palabras: «En Babilonia los jueces dicen ser los guías del pueblo, pero ellos mismos son el origen de la maldad».